El PRI modificará, dicen sus líderes nominales, los “documentos básicos” del partido, para estar en condiciones de entregar Pemex y el sector petrolero –o lo que falta-, a la iniciativa privada nacional y extranjera. Esto desde luego, no dicho con tal claridad, sino disfrazado de argumentos falaces, como: “para modernizar al sector energético”, ir a la “pluralidad económica” y otras lindezas de igual talante, y evitar la expresión vergonzante de: “para adecuarlo a las instrucciones de la oligarquía mundial y nacional y a los compromisos adquiridos sin firma notarial”.
“Sin que deje de ser nuestro –el petróleo-, lo podemos aprovechar a cabalidad, de forma eficaz y rentable”. “Es absurdo y oneroso, que hoy estemos exportando petróleo crudo a Estados Unidos y compremos gasolina”-¿y las refinerías apá?-, dice el Presidente del PRI, casualmente también ex gobernador del Estado de México y casualmente también, “electo democráticamente”.