Cantidades impresionantes de tinta y una explosión del ingenio nacional –ese ingenio que transforma las tragedias en risa y colma las sobremesas, pero que distrae la atención del fondo de las cosas para llevarla a la anécdota amena, jocosa, hiriente, irónica-, ha provocado la presencia -desafortunada para él- de Enrique Peña Nieto –le pondré Licenciado cuando me lo autorice sin rubor la Universidad Panamericana-, en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la que fue a presentar un libro suyo, que seguramente no escribió.