Estimadas y Estimados Miembros de la Real Academia de Ingeniería de España:
Es con profundo agradecimiento y emoción, que recibo el alto honor de mi incorporación, como Académico Correspondiente, a este selecto grupo de ingenieros de España.
Cuando fui enterado de mi designación, recordé la especie que corre bajo la Cúpula de la Academia de Francia, cuando hay elección de nuevos miembros: “antes –se dice-, las elecciones son imprevisibles, después, son inexplicables”.